Nuestro viaje comienza en 1964, cuando el padre del actual propietario, un antiguo harinero, vio su molino destruido por una riada. A raíz de esa adversidad, su abuelo tomó la decisión que daría forma a nuestra historia: Compró una panadería en el encantador pueblo de Sabinillas.

Ahí, junto a su tío, trabajaron hombro con hombro, día a día, amasando un futuro prometedor. Con el tiempo, el padre quedó al mando, transmitiendo su amor por la panadería a sus hijos. El nuevo milenio marcó un hito para Hermanos de la Chica, pues decidimos expandirnos más allá de Sabinillas.

En el año 2000, nos trasladamos al polígono industrial, un movimiento que nos permitió crecer y compartir nuestro amor por la panadería con más personas. Así continuamos hoy, fieles a nuestras raíces, horneando con la misma dedicación y cariño que en aquel primer horno de Sabinillas.